Festival Internacional Jazz Madrid: Scofield, su guitarra y Paco de Lucía
© Madrid Destino / Jesús Hellín |
El Festival Internacional de Jazz de Madrid encara su último tramo con fuerza, acumulando calidad y buen hacer. Madrid se vuelca, cada año, con este Festival que se ha consolidado definitivamente y tiene un lugar de privilegio en las agendas de los aficionados al jazz.
El frío está siendo perezoso y no
termina de instalarse en la ciudad. Un tiempo más que agradable a estas alturas
del invierno acompaña hasta las puertas del ‘Fernán Gómez. Centro Cultural de
la Villa’. ‘Julia’ la formidable escultura de Jaume Plensa espera, atenta y
paciente, a los aficionados al jazz que vuelven, una vez más, para disfrutar de
la música.
Mientras espero que comience el espectáculo,
charlo con mi esposa, sobre una idea que me acompaña desde hace muchos años. Cuando
un lector se encuentra por el camino con una novela de William Faulkner es casi
seguro que deje de gustarle, tanto como creía, lo leído de otros autores hasta
ese momento. Hay un antes y un después, se dibuja una línea que separa lo
extraordinario de lo demás. Si un aficionado al cine se encuentra por el camino
con una película de Andréi Tarkovski es casi seguro que su criterio se
modifique y que todo lo visto pase a ser secundario. Otra línea dibujada. Cuando
un amante de la música escucha, por ejemplo, a Paco de Lucía haciendo música
con su guitarra, el nivel de exigencia en el oyente se dispara. Y en España
estamos acostumbrados a los guitarristas extraordinarios y al dios de la
guitarra, a Paco de Lucía. Por eso los guitarristas que llegan de otros países,
siendo excelentes músicos y haciendo lecturas novedosas y más que interesantes
de algunos clásicos o componiendo con talento, en España lo tienen muy difícil.
© Nick Suttle |
John Scofield, nacido en Ohio (Estados Unidos de América) hace setenta y dos años, es un músico magnífico. Es uno de los mejores guitarristas del mundo dedicado al jazz. Es posible que se encuentre entre los tres o cuatro mejores de la actualidad. El fraseo de Scofield es elegante, evocador y tiene un punto de misterio puesto que el que escucha sabe cómo comienza, pero nunca sabe (ni siquiera intuye) hasta qué territorios puede llegar si le da la mano a este músico. Relee los clásicos aportando un punto de vista personalísimo que hace muy suyos los temas que interpreta. Es un guitarrista de los buenos de verdad. Ha acompañado a Gary Burton, Chet Baker, Charles Mingus o Miles Davis, entre otros. No se puede decir una sola palabra en contra de él. Pero estamos en España y el sonido de la guitarra o la improvisación del guitarrista la tenemos interiorizada de un modo muy especial. La guitarra en España es paradigmática.
John Scofield se plantó en el
escenario de la sala Guirau del ‘Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa’ descalzo,
dispuesto a ofrecer un buen concierto. Y lo logró, por supuesto. Si bien es
cierto que fue de menos a más (se le vio algo incómodo con el pedal y las
regletas, tal vez la silla era demasiado baja para su estatura o al menos esa
era la sensación), el concierto de Scofield dejó buen sabor de boca. Sonó más
de un standard (qué bonita sonó ‘My Funny Valentine’, la canción de Richard
Rodgers y Lorenz Hart), algo de John Coltrane…; en realidad, mucho del jazz que
hemos escuchado desde los años treinta hasta hoy condensado en una docena de
temas, aromas del folk americano y de puro funk. El guitarrista se despidió con
una nana tan bien interpretada como carismática. Improvisó arrastrando al
personal a lugares repletos de buen jazz y de un blues que funciona como hilo
conductor de toda su música. Pero no fue capaz de enamorar del todo. Solo los
muy aficionados, los que tienen el oído acostumbrado al jazz contemporáneo terminaron
entusiasmados. Me temo que buena parte del aforo solo salió satisfecho. Aunque
dadas las circunstancias, no está nada mal, todo lo contrario. Apostar por un
concierto de estas características frente al público español es arriesgado.
Sea como sea, el jazz de John
Scofield es de los que deja un poso resistente y percutor. Lo que parece más
anodino o más difícil de entender, un par de días después puede estar resonando
en la conciencia del espectador como solo puede hacerlo la buena música. Mientras
llega el frío a Madrid.
G. Ramírez
2 comments
A mí me enamoró completamente. Mucho más que Paco de Lucía. Aunque meter a esos dos en la misma categoría es como echar tornillos a los garbanzos, en mi opinión. Fue un concierto conmovedor de arriba abajo, problemas con los pedales incluidos.
ResponderEliminarQuerido amigo: no era mi intención 'meter a esos dos' en la misma categoría. Pero los dos son guitarristas. Sobre amores y conmociones no puedo decir ni pío. Eso es cosa de usted.
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