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Dos minutos, cuarenta segundos y una trompeta

Miles Davis y Bill Evans durante la grabación de 'Kind of Blue'

La música jazz es difícil de definir. Sin embargo, hay una característica que se presenta como constante en cualquier época, en cualquier estilo de jazz: la improvisación. Generalmente, son las melodías procedentes del blues o las que llegan de estándares las que se utilizan para inventar y colocar notas donde alguna vez no cupieron, para inventar música y más música. Sin ataduras, sin puertas insalvables.

Tal y como dice Ashley Kahn en el libro ‘Miles Davis y Kind of Blue’: Una melodía es básicamente una sucesión de notas, y cada una de ellas es la raíz de un acorde correspondiente; la línea melódica se mueve (en jerga de jazz, swinga) horizontalmente a través del tiempo. A este movimiento se le conoce como progresiones de acordes.

Pues bien, si un músico no conoce las notas de la armonía no puede tocar y menos improvisar.

Parker y Gillespie complicaron mucho las cosas. Introdujeron notas cortas en las estructuras de acordes que, si bien convertían la improvisación en algo mucho más llamativo, nervioso o transgresor, dificultaban que los músicos que no conocieran la estructura armónica pudieran hacer esa música.

Sin embargo, tras el alboroto del bebop, los músicos sentían que las progresiones de acordes ya conocidas, limitaban mucho su expresividad. Llegó el momento de buscar alternativas, de experimentar. Y en eso Miles Davis era el primero en apuntarse. Junto al pianista Bill Evans, marcaron el camino de un tipo de jazz distinto que les permitiría contar todo aquello que necesitaban decir: el jazz modal.

No era nuevo, pero no se había impuesto en ningún momento de forma clara. Ellintong ya lo había utilizado en temas importantes como, por ejemplo, ‘Caravan’ (12 compases sobre un solo acorde antes de llegar a Fa Menor).

En el jazz modal o de escalas, la nota central es tónica. En la música clásica ya se utilizaba con frecuencia y permitía a los jazzmen, al tocar sobre una escala, manejarse con mayor libertad. Antes, basando su música en acordes, al llegar el compás 32 todo se repetía y el callejón no tenía salida expresiva.

Nirek Sabal

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¡Ya estamos aquí! Y sólo necesitamos de dos minutos y cuarenta segundos de tu tiempo; lo suficiente para llamar tu atención y conseguir que te quedes por aquí un rato más. Jazz, ópera, danza, teatro y televisión serán los temas sobre los que todos diremos aquello que nos parezca pertinente. Lo impertinente nos lo podemos ahorrar. ¡Qué ganas tenía de tenerte tan cerca!

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