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Dos minutos, cuarenta segundos y una trompeta

Pablo Martín Caminero y (de espaldas) Borja Barrueta. / © El vira Megías

El invierno tardío que ha echado el ancla en Madrid nos ha dejado un momento lleno de magia a todos los aficionados al jazz. El Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), encuadrado en el programa ‘Jazz en el Auditorio’, tenía programado el concierto del quinteto liderado por el contrabajista Pablo Martín Caminero -‘51’ tiene por nombre-, un encargo del propio CNDM que ha resultado ser un verdadero regalo para el oído.

Apareció Pablo Martín Caminero, líder de la banda, acompañado por el baterista Borja Barrueta que se colocaba junto al txalaparta, un antiguo instrumento de percusión vasco, para encarar los primeros compases de una pieza excelente, ‘O gloriosa domina’ de San Venancio Fortunato, a la que se iban sumando el resto de músicos, esto es, Pablo Martínez (trombón), Álex Conde (piano) y Daniel Juarez (saxo tenor), sobre las tablas de la sala de cámara del Auditorio Nacional de Madrid. Desde la primeras notas, el aroma a buena música se fue posando en cada rincón de la platea. A partir de ese punto, un ‘abandolao’ sin nombre que Pablo Martín Caminero bautizaba sobre la marcha como ‘Perfume de abandolao’ y en el que Alex Conde aflamencaba el sonido de su piano en cuanto podía; un tema dedicado a Moisés Sánchez en el que el reto que proponía el contrabajista era sentir los quince compases de 4x4 en el momento en el que sonaran (este fue el tema de mayor intensidad musical); una sonata dedicada a la hija del compositor (Martín Caminero) que no era una sonata, dividida en dos movimientos, un primero tan precioso como delicado y un segundo en el que se daba paso a la libre improvisación y a una carga expresiva descomunal; otro tema dedicado, esta vez a Paco de Lucía -‘¡Gracias, Paco!-; además, el tema que da título a este nuevo repertorio, ‘51’ y, por último, ,la propina titulada ‘Propina’; una catarata de buena música.

Caminero Quinteto. / © Elvira Megías

Los cinco músicos dejaron claro que su calidad es extraordinaria. Si todo lo que se puede decir de ellos es de bueno en adelante, es importante destacar que el saxofonista, Daniel Juarez, tiene un futuro por delante más que prometedor, ya es un buen solista y la proyección es estupenda; Barrueta se deja el alma en cada tema y no para de buscar, elegir y explotar al máximo, los recursos que tiene a mano; Pablo Martínez es capaz de colocar cada nota de forma casi quirúrgica, en el lugar exacto, aportando un swing imponente al conjunto; el pianista Alex Conde es un excelente compañero de viaje, un cheque en blanco al que se le pueden sumar muchos ceros porque lee la música desde una perspectiva especial y muy personal que encaja con el resto de músicos; y el contrabajista ya es un músico mayor que, por si era poco, despliega una vis cómica en su discurso muy divertida durante sus conciertos.

Esta nuevo repertorio de Caminero Quinteto gusta, es un proyecto que lleva el flamenco enroscado en el pentagrama, que prioriza el diálogo entre los distintos instrumentos y que permite a Vanesa solista expresar desde lo más hondo de su forma de entender la música jazz. Como debe ser.

G. Ramírez

Fotografía de Sebas Muriel

Carolina Durante no es una grandísima banda por la música que hace; Carolina durante es una maravillosa y excepcional banda por lo que consigue con la música que hace. El pasado 28 de febrero, en el Movistar Arena de Madrid (creo que ahora se llama así), se vivió uno de los momentos con más magia de los últimos años alrededor de la música. El público, convertido en parte fundamental del concierto, estuvo fantástico y se movió al son que marcaban desde el escenario: del salto y un baile enloquecido a la emoción apasionada o al grito fanático de miles de personas que abarrotaban un recinto que no todo el mundo puede llenar.

Carolina Durante ha evolucionado de forma drástica. De hecho, la diferencia entre los temas más viejos que sonaron y los del último trabajo son enormes. Ahora, estos jóvenes hacen una música más honda, más compacta, más anclada a una calidad que ya han convertido en marca de la casa los componentes del grupo. Si bien es cierto que el guitarreo es constante y sirve de hilo conductor, que el descontrol se impone en algunos momentos de cada tema y que falta camino por recorrer, el resultado final es robusto, contundente y, lo mejor de todo, emocionante. Y es que las quince mil personas que escuchaban a Carolina Durante estaban celebrando las miserias, que la vida puede ser una auténtica mierda, que el amor es un suplicio y que la sociedad actual no pone nada fácil el futuro a los jóvenes; aunque, sobre todo, que la amistad está por encima de todo eso, que la música es el motor insustituible para una generación que se siente perdida, que las madres están detrás de todo esperando para echar un cable. Sí, Carolina Durante baja a las bodegas llenas de miseria y arrastra a todos sus seguidores que saben percibir el desastre aunque lo bailan, lo cantan y lo lloran.

El concierto comenzó con dudas en el escenario (convertido en una oficina impersonal, cutre y despojada de toda belleza). Nervios a flor de piel. Pero todo fue a mejor, con un líder, el vocalista Diego Ibáñez, que no escatimó esfuerzos. Hasta que la mesa de monitores ‘murió’ y hubo que parar quince minutos. Eso sí, valió la pena esperar. De regreso, los mejores temas y el disparate absoluto en la pista. Los ‘pogos’ se multiplicaron convirtiendo el espacio en un lugar vivo, eléctrico, fascinante. La masa humana se abría en diferentes puntos para formar círculos que, llegado un compás concreto, se cerraban formando una pequeña marea humana que se movía nerviosa. Desde la parte alta de la grada, el espectáculo era brutal.

Fotografía de Ainhoa Laucirica

La edad media de los asistentes debía estar en los veinticinco o treinta años. El que escribe era, casi seguro, el único con más de sesenta años cumplidos. Pero no faltaban hombres y mujeres de todas las edades dispuestos a celebrar las losas que nos aplastan. Porque, es verdad, la vida es lo que quieres que sea y si tienes que romantizar la mugre, se hace y punto. Tras el aspecto áspero, ternura y fascinación. Tras la mirada perdida, ganas de vivir y salir adelante.

Voy a confesar algo. Escuchando ‘Hamburguesas’, una de las mejores canciones que se han compuesto en los últimos diez años, me emocioné absolutamente. Y es que hay que luchar por salir de los agujeros para encontrarse con esas hamburguesas que tanto nos gustan, con el fútbol que tanto nos arrastra y con las madres que tanto nos ayudan. Y a Sísifo que le den.

Carolina Durante ha dejado de ser una banda de sala pequeñita, ha dejado de ser una banda a la que solo conocen unos cuantos jóvenes. Carolina Durante se ha convertido en la referencia musical de una generación que necesitaba salidas, respuestas y saber que la belleza puede salvarnos la vida.

Locura de concierto. 

G. Ramírez

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BIENVENIDOS

¡Ya estamos aquí! Y sólo necesitamos de dos minutos y cuarenta segundos de tu tiempo; lo suficiente para llamar tu atención y conseguir que te quedes por aquí un rato más. Jazz, ópera, danza, teatro y televisión serán los temas sobre los que todos diremos aquello que nos parezca pertinente. Lo impertinente nos lo podemos ahorrar. ¡Qué ganas tenía de tenerte tan cerca!

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