Paquita la del Barrio: Reina del arrabal
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Paquita la del Barrio |
Entrevista de Concha Hernández, entonces directora de la revista Trabajadora de CCOO, a Paquita la del Barrio realizada el mes de julio de 1994
Esta entrevista fue realizada en los camerinos del Centro Cultural Conde Duque en el mes de julio de 1994, al finalizar el concierto que ofreció Paquita la del Barrio dentro de la programación de los Veranos de la Villa. Se publicó en la revista Trabajadora en septiembre de ese mismo año.
La conexión que se produjo entre
entrevistadora y entrevistada fue tal que continuó la charla en una terraza cercana
hasta bien entrada la noche, ya sin grabadora por medio. Al día siguiente
recibí una llamada de ella pidiéndome el favor de averiguar el aforo que había
tenido su concierto, porque no se fiaba de las cuentas que tenía que hacer con
su mánager…Pensaba que al trabajar yo en un sindicato no la engañaría. Me citó
en su hotel de la Gran Vía y yo esperé sentada en la escalera mientras ella,
con los datos que yo le había dado, resolvía con su representante. Cuando
terminaron nos despedimos con un gran abrazo y yo me fui a casa con una botella
de tequila empezada que ella no podría subir al avión. Unos años después, mi amiga
Carmen que estaba de turismo en México, fue a cenar a 'Casa Paquita' y le dijo
que había leído esta entrevista y que era amiga mía. Me contó que se le iluminó
la cara al oír mi nombre y recordar el encuentro que tuvimos en Madrid.
Brindaron por la amistad y, generosa, les invitó a cenar recordándoles que mis
amigos siempre tendrían una mesa reservada en 'Casa Paquita'.
PAQUITA LA DEL BARRIO: Reina del arrabal
Vestida de lentejuelas, con unos tacones imposibles, los dedos cargados de anillos y la mirada perdida bajo unas enormes pestañas, el pasado mes de julio actuó en Madrid la cantante mexicana, Paquita la del Barrio. De nuevo desgranó sus canciones cargadas de despecho y provocación ante un público heterogéneo, donde abundaban las mujeres y unos hombres 'en guardia', pero dispuestos a escuchar su famoso '¿me estás oyendo, inútil?' sin rechistar. Esta mujer de atrevidas canciones, que cuando sube al escenario parece dispuesta a comerse al género masculino entero es, en realidad, una mujer tímida, de pocas palabras, lágrimas a flor de piel y un gran corazón.
Septiembre 1994
TRABAJADORA. - Tres veces
te engañé la primera por coraje, la segunda por capricho, la tercera por
placer… ¿es cierto que en una ocasión un marido enfadado le pegó a su mujer
cuando ella le cantó esto mirándole a la cara?
P.B.- Ya lo creo, se puede decir
que he visto de todo y aunque esto no pasa mucho, es normal que cuando canto
esta canción allá en México las mujeres miren a sus esposos y levanten tres
dedos, entonces los maridos van y levantan diez, es un juego, pero que alguno
se lo ha tomado en serio y lamentablemente ha llegado a las manos…
T. ¿Cómo es el público que
asiste a tus conciertos?
P.B. Desde allá arriba se ve
bonito. Asisten pocos hombres, muchas mujeres y gais. Los gais siempre se ponen
en las primeras filas y son muy cariñosos conmigo. Noto que la gente me aprecia
bastante; algunos hombres me dicen que por qué les digo esas cosas..., sólo me
preguntan, ninguno me ha insultado ni se ha puesto violento. Lo bonito de hacer
conciertos es sentir a la gente, el cariño que te brindan, que percibes desde
el escenario. Para mí eso es fabuloso. Es lo más importante.
T.- Los hombres que han
asistido a tu concierto estaban muy calladitos…
P.B.- Yo los he visto muy
atentos, porque son letras que nunca se habían escuchado y que por ser tan
atrevidas hace años estuvieron prohibidas en México. La gente las sigue
bastante y por eso apenas hablan o comentan, creo que es lo que han hecho esta
noche, a pesar de que les resulte bastante chocante que les llame inútiles o
les diga 'arrástrate como un gusano'. (risas)
T. Quizás por esas frases
dicen que te has hecho famosa a base de insultar a los hombres con tus
canciones ¿por qué crees que has conectado tanto, sobre todo con el público
femenino?
P.B.- Lo que sucede es que estas
canciones hablan del engaño, de lo mal que paga el hombre a la mujer, muchas
mujeres quisieran decirles a sus esposos lo que dicen las canciones, pero no se
atreven… Se podría decir que a través de ellas la mujer se defiende, aunque
también hay que decir que ha cambiado mucho la situación de la mujer, la vida
está diferente. Yo misma ya no soy la misma que cuando era chamaca.
¡Afortunadamente!
T.- Dicen de ti que eres
tremendamente humana y afectuosa.
P.B.- Yo creo que sí. Cuando quiero a alguien es de verdad. Lo que sí rechazo es la mentira; no puedo con eso… Yo te digo una mentira y al rato me estoy riendo, porque ¡no sé engañar!, todo lo contrario de 'Tres veces te engañé…'.
T.- Tus canciones hablan de
despecho, traición, venganza, infamia, desprecio y burla en el amor, y se
suponen una réplica de las letras de siempre, tan masculinas, de los boleros y
rancheras, pero ¿reflejan también vivencias personales?
P.B.- Estas canciones hablan de
tristeza, de despecho, se puede decir que es como si le dijeras a tu marido
muchas cosas. Yo he trabajado mucho y muy duro, pero mi vida sentimental ha
sido muy desafortunada, siento que he fracasado en mi vida matrimonial, es lo
que más me duele en el alma, y al cantar lo que canto, pues me identifico. No
podría cantar esas canciones si no me identificara con ellas.
T.- En 'Invítame a pecar' aparecen bastantes temas firmados por mujeres.
P.B.- Las canciones que canto, se
podría decir que están compuestas al 50 por ciento por hombres y mujeres. Cuando el
protagonista de la canción es un hombre, pues la pongo en femenino y ya está.
T.- Empezaste cantando
canciones de amor con tu hermana, ¿Cuándo decides cambiar las letras de amor
por las actuales, tan duras?
P.B.- Empecé con mi hermana a
buscar la oportunidad de trabajar cantando. A los diez años de trabajar juntas,
ella se fue a Bolivia y a Perú, porque la compañía solo quería una solista, yo
me quedé sola y lo pasé bastante mal. Entonces me dediqué a hacer banquetes con
mi marido. Hicimos unos centavos, trabajando muy duro. Después empezamos a
meter variedades los domingos y así empezó a llegar la gente. Yo cantaba y a la
gente le gustaba. En el 86 un conocido presentador me vio y me dio la
oportunidad de ir a un programa de televisión. Empecé a grabar discos y desde
entonces a no parar.
T.- ¿Cómo es 'Casa Paquita'?
P.B.- Es un lugar donde llega
todo tipo de gente, artistas, políticos, no hay distinción. El ambiente es muy
bonito, el grupo está tocando, les piden las canciones, se toman sus copas… Hay
artistas que actúan y después canto yo para cerrar. Hay tres sesiones una a las
6 otra a las 9 y otra a las 12, así hasta las dos de la mañana, también hay una
pista para bailar. El público se lo pasa muy bien. En 'Casa Paquita' trabajan
mis hijos y mis sobrinos, se puede decir que es un negocio familiar.
T.- ¿En qué consiste la ética
arrabalera?
P.B.- La ética arrabalera es la
ética de la gente humilde, con quien yo me siento más cómoda. La otra gente no
me gusta. Hace unos meses fui a una comida; todos eran banqueros, yo cantaba y
ellos platicaban; no me hacían mucho caso y me sentí muy mal… La gente humilde
es más franca, más atenta. Mis canciones les llegan más.
T.- ¿Qué opinas de lo que está
pasando en Chiapas?
P.B.- El Gobierno no tiene
interés en que sepamos lo que pasa. Casi no nos hemos enterado de nada. Saben
ustedes más aquí que nosotros.
T.- Has terminado tu actuación
con una preciosa canción que te ha hecho llorar, era algo así como una
declaración…
P.B.- Siempre me emociono cuando
la canto. Se titula 'Sin fortuna' y todavía no ha llegado a España. Esta
canción habla de mí y cuando la canto, toda mi vida pasa delante de mis ojos
como una película, mi casa, mis viejos, mis amores…
T.- Ese poso de tristeza que
tienen tus ojos, no te lo dan tus canciones…
P.B. No, es real; es mi vida la
que me hace aparecer así.
Concha Hernández
Directora de la revista
“Trabajadora” de CCOO.
Entrevista realizada en julio de
1994. Centro Cultural Conde Duque
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