QQCCMH: La intención subterfuge y eso
¿Quién quiere casarse con mi
hijo? Ya ha batido algunos récords del mundo en sólo dos programas.
El número de anuncios que se
tiene que tragar el espectador para terminar de ver el programa es asombroso.
La sensación es que entre anuncios se ven un par de secuencias del programa.
Van a conseguir que la audiencia se reduzca porque se hace insoportable.
Además, aunque parezca mentira, la gente trabaja y dormir un par de horas menos
por ver el dichoso programa se hace cuesta arriba. Récord del mundo, fijo.
Pero el que parecía imposible de
alcanzar era el que ha batido una tal Sofía (la de Las Grecas). No se puede
utilizar peor el lenguaje para parecer culta siendo un tarugo. Suelta prendas
que parecen imposibles y que el mejor de los guionistas de un programa de humor
no sería capaz de inventar. Por ejemplo, dice que ella es ‘talasofobica hasta
el infinito’ y que ama el mar y la talasofobia es justo lo contrario, es el
miedo persistente e intenso a las masas de agua profundas, como el mar. Eso sí,
se queda tan pichi. Y lo peor es que el pretendido mira a la mujer pensando (lo
dice de forma expresa) que es lista y culta y preparada y digna de alabanza por
sus conocimientos cuando, en realidad, esta pobre ha recibido un par de cursos de ayuda personal baratos y los intenta rentabilizar repitiendo lo que ella entendió. Sobre esto
sólo queda decir que ‘la intención subterfuge’ como ella misma dice. Sí, lo
dice y no se inmuta. Más majadería es imposible. Pobre lenguaje.
Por lo demás, no veremos más a la chica que amenazaba con cantar canciones de Camela sin parar, a la que comía hielo como si no hubiese un mañana (lo está dejando según confeso a la que pudo ser su suegra), a una rubia que creía que era imposible que alguien no quisiera estar a su lado, a un tipo grandote con cara de no haber aprobado la ESO y a otra que ya ni recuerdo cómo era o qué decía. Hemos visto el primer beso: se lo ha plantado un tipo con la boca horrorosa a una chica rubia que quiere hacerse un hueco en Sotogrande.
La segunda entrega de QQCCMH ha
sido tan divertido como extenso gracias a la publicidad, ha sido tan
disparatado como ridículo. Este programa es la clara muestra de la decadencia
de la sociedad actual. Pero hace mucha gracia, las cosas como son.
NIrek Sabal
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