Charlie Parker y Dizzy Gillespie: Dos músicos y dos formas de vivir (y II)
Si con Louis Armstrong el jazz
cambió radicalmente, con Charlie Parker y Dizzy Gillespie ocurrió algo similar.
Mientras Parker tocaba y causaba sensación entre sus seguidores y los músicos
más jóvenes; Gillespie lograba que esa nueva forma de hacer música se fuera
escribiendo y, también, interpretaba el bop
de forma primorosa.
Después de aparecer Charlie
Parker en escena, todos los músicos tuvieron que reinventarse. Cuando Parker y
Gillespie tocaban juntos, los demás se volvían locos y corrían en busca de
alternativas para igualar lo que escuchaban. La influencia de Parker fue de tal
magnitud que el jazz se lanzó hacia un lugar distinto de forma irreversible.
Gillespie creaba tendencias. Todos los músicos nuevos querían imitarlos.
Parker encontró un estilo propio
que, poco antes, nadie entendía del todo. Incluso hubo músicos que vieron en la
música de Bird (así se le conoció gran parte de su carrera musical) un insulto,
una aberración. Y se acomodó en el quinteto mejor que en cualquier otro tipo de
banda. Gillespie, sin embargo, veía en la big
band su lugar natural como músico. Parker empujaba con el bebop; Gillespie lograba lustrar el
nuevo tipo de música. Parker inició un camino que convertiría el jazz en algo
muy distinto hasta entonces; Gillespie logró que el bebop se fuera haciendo hueco al ganar adeptos con rapidez. Parker
tocaba y hacía tocar; Gillespie escribía y lograba que las partituras fueran
abundando.
El saxo alto de Bird sonaba
maravillosamente imperfecto. Era un hombre de vida tortuosa, que solo
encontraba en la música una salida a su dolor. La música era su gran pasión,
por encima, incluso, de las drogas que le estaban destrozando por completo. Con
el Charlie Parker Quintet grabó piezas fundamentales del bebop. ‘Koko’, ‘Now’s the Time’ (sobre armonías del blues) y ‘Chasin
the Bird’ con la que se iniciaba la introducción de las fugas y los fugati en el jazz. En esta última
grabación, Miles Davis, a sus 19 años, interpretó la entrada en fugato y provocó un pequeño terremoto
por su fuerza y su originalidad. Parker ya era el improvisador más importante
de todos los tiempos, el que logró, por primera vez, que las frases se quedasen
flotando en el ambiente para golpear las consciencias.
Gillespie, posiblemente, es el
músico que ha tocado la trompeta con más claridad de la historia del jazz.
Además, componiendo mostraba una forma de entender la música difícil de
igualar. Al escuchar su trabajo ‘Things to come’, podemos comprobar que cada
línea melódica está en su lugar exacto, la claridad expositiva es arrolladora.
Casi podemos sentir el calor de la lava que acaba con el hombre. Aunque, sobre
todo, sabemos que la música está por encima de cualquier destino incierto y
peligroso para la Humanidad. Poco a poco, fue introduciendo nuevos ritmos en su
música y dando importancia a la percusión con lo que inició el rescate de
músicas que se incorporaban al jazz como, por ejemplo, los ritmos cubanos. Sin
embargo, con el paso del tiempo, Gillespie tuvo que vender su forma de hacer
música (para muchos seguía siendo incomprensible) rompiendo todas las normas
establecidas. Además de un gran trompetista, fue un vocalista de primera clase
y, también, una especie de clown musical que acercó el bebop a toda clase de público.
Parker comenzaba a sentir los
efectos más lesivos de las drogas. Llegaba tarde a los ensayos, a las
actuaciones, desesperaba a sus compañeros y a los empresarios. Su vida amorosa
era un auténtico desastre. Cuando aparecía para actuar mostraba un aspecto sucio
y descuidado. Vendía su instrumento para conseguir beber o drogarse, pedía
dinero a cualquiera que se dejaba para adquirir un billete y viajar a ninguna
parte; mientras estaba en Nueva York se pasaba las noches yendo de un lugar a
otro en el suburbano. Y en 1946, mientras grababa ‘Lover man’ en los estudios
de Dial tuvo su primer episodio serio. Sudaba, no podía sostenerse en pie, tocó
como pudo. Al regresar a su hotel, posiblemente se quedó dormido en la cama con
un cigarro encendido en la mano y provocó un incendio. Le llevaron al hospital
desnudo y desorientado.
Bird pareció levantar el vuelo a
finales de los años 40. Logró grabar algún disco acompañado por una orquesta de
cuerdas. Siempre sintió especial predilección por la música sinfónica, sobre
todo por Brahms y Schönberg. Y, por fin, ganó un dinero importante. En
California, Gillespie hacía exactamente lo mismo. Esto les costó, a ambos, un
buen número de críticas. Los seguidores clamaban al cielo puesto que pensaban
que sus ídolos habían sucumbido ante el dinero y una música comercial que se
alejaba de la propuesta inicial. Al escuchar esas grabaciones podemos comprobar
que no fue así. Era otra forma de extender el jazz, de seguir estirando para
hacerlo más grande.
Parker comenzó a tocar muy de vez
en cuando. Su desesperación era atroz y las drogas le destrozaban con rapidez.
Murió el 12 de marzo de 1955. Todos los saxofonistas, hasta hoy, se han visto
fuertemente influenciado por Charlie Parker.
Dizzy Gillespie siguió tocando y
recorrió el mundo con el bop a sus
espaldas. Sin hacer grandes excesos con el alcohol o las drogas. Siempre se
distinguió por su forma de interpretar, por su sentido del humor y por dar a
conocer el jazz en el mundo entero. Murió a los 75 años de edad, el 6 de enero
de 1993.
LA ANÉCDOTA
Tal y como se observa en la
imagen, el cuerno de la trompeta de Dizzy Gillespie resulta extraño. Está
dirigido hacia arriba en lugar de estar recto.
Durante la celebración del
cumpleaños de su esposa, alguien pisó el instrumento del músico. Gillespie, por
supuesto, se enfadó muchísimo. Así lo contó Leonard Feather, crítico,
productor, músico y compositor de jazz. Parece ser que, al calmarse, Gillespie
intento tocar su trompeta y descubrió que el sonido era ese que tanto había
buscado durante algún tiempo. Entonces, encargó fabricar una trompeta de esas
características y siempre le acompañó.
Hay que decir que existía ya un
instrumento parecido. Alguien había tenido la idea ciento cincuenta años antes
de que el pisotón accidental tuviera lugar. Gillespie no pudo patentar la idea.
G. Ramírez
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