Breve historia del jazz (VII): Duke Ellington o cómo hacer sonar bien la música aquí y ahora
Todo lo que el jazz tiene de sonoridad e instrumentación, desde los años 30 en adelante, tiene que ver con Duke Ellington o es cosa suya. Además, este músico fue pionero en el mestizaje del jazz; en la implantación y desarrollo de algunos instrumentos que hoy no podrían faltar en una banda y en la de la voz como un instrumento más; o en el uso de espacios acústicos para grabar. Hasta el día de su muerte demostró ser el rey del swing, de la composición jazzística.
Duke Ellington decía que su
música era 'una transformación de recuerdos en sonidos'. Tal vez esto está en
relación con la vocación del músico que no era otra (en sus años de juventud)
que la de ser pintor. Cada una de sus composiciones parecían dibujos
disfrazados con un pentagrama. 'Para un músico de jazz, los recuerdos son
importantes. Escribí una vez una pieza de 64 compases sobre un sencillo
recuerdo de infancia: el paso de un hombre que se aleja silbando una canción;
lo escuché una vez en la calle desde mi cama y a través de la ventana abierta'.
Así era la música de Ellington. Historias cercanas, cotidianas; historias que
todos hemos vivido traducidas a un lenguaje universal que las convertía en
historias exclusivas que nunca podrían decirse de forma distinta. El universo
de Ellington se sostenía sobre lo pequeño.
Por eso es sorprendente que se le
criticara, con bastante frecuencia, que tuviera una excesiva tendencia a las
formas mayores de composición o a la tradición más clásica y europea. No hay
más que centrar la atención en los medleys o popurrís del compositor para
comprender que él se situaba, de forma voluntaria, muy lejos de la música
puramente artística y culta.
Lo que sí es cierto es que
Ellington fue un gran innovador. Cosa poco criticable, por supuesto. Entre los
solistas que tenía en el Cotton Club se encontraban Harry Carney (saxo
barítono), Bubber Miley (Trompeta) y Joe Tricky Sam Nanton (trombón). Con estos
dos últimos, Ellington modeló lo que se conocería como jungle style. Los
efectos sonoros de los instrumentos se asemejaban a un gruñido que llevaban a
pensar en otros de un ser humano dentro de la selva nocturna. Por otra parte,
el mood style se le atribuye a Ellington. Melancólico, triste; un estilo lleno
de blues. La pieza 'Solitude' es el mejor de los ejemplos; el tiempo que dura la
canción se llena de todo lo que se puede decir de la soledad. Ningún otro
texto, canción o imagen, logró nunca nada semejante. Y, por supuesto, el estilo
concertante nos lleva hasta el mismo Ellington. Podían ser conciertos
compuestos para un solista determinado ('Concerto for Cootie' para el trompetista
Cootie Williams) o conciertos escritos que se arrimaban algo más a esas formas
más amplias que se le criticaron en algunas ocasiones.
Duke Ellington, Ben Webster y Jimmy Hamilton en el Carnegie Hall. |
Algo indudable es que su estilo y sus estructuras modales influyeron en todas las bandas de jazz desde los años 30 en adelante. Las tendencias marcadas por Ellington eran poderosas y muy atractivas para el resto de músicos.
Se puede resumir (mucho) esto que
digo con ejemplos como el de la utilización de la voz humana como un
instrumento más (Adelaide Hall inauguró esta tendencia en 1927 con 'Creole Love
Call'); el anticipo en 1937 del Cuban Jazz, mezcla de ritmos afrocubanos y jazz
americano, con el tema 'Caravan', nacido de una melodía de Juan Tizol; o la
utilización desde 1938 de espacios acústicos en las grabaciones como fue, por
ejemplo, el del solo de Johnny Hodges en el tema 'Empty Ballroom Blues'.
Las bandas modificaron sus
estructuras. Nunca antes de la música de Ellington había tenido cabida el saxo
barítono en una banda, los contrabajistas se incorporaron desde la mayor
importancia para convertir el instrumento en lo que es hoy dentro del jazz
(Jimmy Blanton es el máximo exponente de contrabajista pionero).
Y la música era la presentación
de lo que estaba aún por venir: a finales de los años 20 muchas de las piezas
de Ellington incluían un intervalo característico del bop llamado flatted fifth.
Ellington formó un grupo sólido
con sus músicos. Con todos ellos. Pero las dos bandas más importantes fueron, a
finales de los años 20, en la que se encontraban Bubber Miley y Tricky Sam
Nanton; y a principios de los 40, en la que tocaban Jimmy Blanton (contrabajo)
y Ben Webster (saxo tenor). Con esta última da comienzo el jazz moderno para
big bands. Dirigió interfiriendo lo menos posible en las características y
voluntades de sus músicos. Tocaba lo imprescindible. Se limitaba a las armonías
y transiciones. Cuando se animaba a hacerlo con más presencia, el viejo ragtime
y el stride de Harlem se dejaban escuchar con fuerza. Decía de sus compañeros
que quería tenerlos cerca y oír 'cómo tocaban mi música'. No le interesaba si
lo que hacía era o no para la posteridad. Lo único que quería era que sonase
bien en ese instante.
Hubo un tiempo en el que los
críticos dieron por acabado a Ellington. Aunque decir eso de este genio era más
que arriesgado. En 1956, cuando todo parecía que estaba finalizado, Ellington intervino
en el Festival de Jazz de Newport. Fue invitado como uno más. Pero en el
escenario se produjo una especie de milagro musical.
El 25 de mayo de 1974, Duke Ellington murió a causa de una neumonía |
Cuando Ellington dio paso a sus músicos para interpretar 'Diminuendo and crescendo in blue', el mejor jazz sonó arrebatador y ese final dejó de existir. La banda desarrolló con vitalidad un drive impecable; Paul Gonsalves se sacó de la manga un solo de saxo con una longitud de 27 coros. Y allí estaba, otra vez, Duke Ellington.
Parece que, en la banda de este
genio, la única forma posible de perder músicos era que murieran. Y algunas de
esas pérdidas fueron terriblemente acusadas por Ellington. Es posible que la de
Johnny Hodges ¡tras 42 años de colaboración! en la que todo el romanticismo del
compositor se descargaba sobre el músico y su instrumento, fuera la que peor
encajó.
Y, sin duda, la de su arreglista
y compositor Billy Strayhorn ('Take the A-Train', 'Chelsey Bridge', entre otras
muchas). Sin embargo, Ellington se recuperaba y seguía adelante con todas sus
fuerzas. Muerto Strayhorn compuso, entre otros, el que fue elegido disco de
jazz del año en 1969, '70th Birthday Concert'; y, del mismo modo, la suite New
Orleans, que obtuvo el mismo galardón en 1970.
Ellington se mantuvo siempre
activo. Parecía no envejecer. Pero, el 25 de mayo de 1974 murió a causa de una
neumonía en la ciudad de Nueva York. Con él se escapaba el mejor músico de jazz
para orquesta de toda la historia.
G. Ramírez
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