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Dos minutos, cuarenta segundos y una trompeta

Ayo Edeberi, Jeremy Allen White y Abby Elliott en una escena de 'The Bear'

‘The Bear’ es una serie formidable que pudiera parecer que habla de las cocinas y sus alrededores aunque no es cierto. ‘The Bear’ utiliza los fogones de los restaurantes como vehículo para hablar de algo mucho más importante, ‘The Bear’ habla de la posibilidad de lo extraordinario gracias a la pequeñez de cada ser humano. Los secretos, las carencias, los fantasmas, los miedos o ese amor inconfesable que se arrastra desde años atrás, toman protagonismo y llegan al límite.

Los personajes de esta seria son tan, tan, humanos que llegan a dar miedo; tan, tan, humanos que despiertan nuestros instintos más delicados, más tremendos o más violentos. Y el arco dramático de esos personajes va creciendo secuencia a secuencia, capítulo a capítulo, temporada a temporada.

Jeremy Allen White (ya le conocíamos de anteriores trabajos como, por ejemplo, en ‘Shameless’, ¿recuerdan a ‘Lip’?) encarna al personaje principal de la serie –‘Carmy´ Berzatto- y, ahora, es famoso en el mundo entero gracias a ‘The Bear’ y a sus amores compartidos con nuestra Rosalía. Defiende el papel con uñas y dientes y acompaña muy bien el crecimiento que le aporta el libreto. Contenido, perfecto en el lenguaje corporal, soportando los primeros planos largos sin inmutarse.

Acompaña a Jeremy Allen White la actriz Ayo Edebiri. Expresiva, cargando con la zona más irónica en los diálogos, encarnado a Sídney, el personaje que más va creciendo desde el primer capítulo. Todo un descubrimiento.

La experiencia de Oliver Platt resulta ser un cheque en blanco. La belleza serena de Molly Gordon (en la serie interpreta el papel que sirve de contrapeso al de ‘Carmy’, Claire) o la frescura de Abby Elliott, van configurando un mapa en el que el universo de ‘The Bear’ destila ternura, tensión, amor, violencia, problemas o relaciones familiares explosivas, a partes iguales.

Tengo que señalar el trabajo de Matty Matheson, chef canadiense y actor que asesora en la serie a todos sobre lo que es una receta, un restaurante y la pasión por la cocina. Su papel inunda de lealtad, sensibilidad, valores, amistad inquebrantable y un amor por todo lo que le rodea, que convierte la serie en su conjunto en algo monumental. En la tercera temporada, su personaje aparece junto al hermano y protagonizan momentos que van de lo emotivo a lo hilarante y llenan la pantalla de lo mejor que el cine puede aportar.

Los personajes de ‘The Bear’ son gente corriente, con sus miserias a cuestas, con sus bondades y sus secretos. Uno a uno no podrían dejar que su brillo se notase en el mundo que habitan; pero la suma de todos ellos les convierte en un grupo luminoso, divertido, empático, mágico.

La última temporada (la tercera) que se emite en Disney en un monumento al gran cine (sí, al gran cine que es lo que se hace para la televisión desde hace años). Cada capítulo sirve para que los personajes estallen en mil pedazos dejando su rastro en todo lo que les rodea incluidos los espectadores que asisten emocionados a descubrimientos, por lo menos, interesantes. El capítulo en el que se cuenta el tiempo inmediatamente anterior al parto de Natalie junto a su madre Donna (maravillosa Jamie Lee Curtis), o cómo la chef Tina (Liza Colón-Zayas que emociona con esa mirada vidriosa y miedosa) consigue su empleo en el restaurante familiar de los Berzatto, son un espectáculo único que sólo pueden salir de la cabeza de creadores como Christopher Storer.

¿Es necesario ver esta serie? Lo es si se quiere saber por dónde van los tiros en la televisión actual. ¿Merece la pena? Es lo mejor que se puede hacer delante de una pantalla. No se arrepentirá nadie. Garantizado.

Nirek Sabal

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BIENVENIDOS

¡Ya estamos aquí! Y sólo necesitamos de dos minutos y cuarenta segundos de tu tiempo; lo suficiente para llamar tu atención y conseguir que te quedes por aquí un rato más. Jazz, ópera, danza, teatro y televisión serán los temas sobre los que todos diremos aquello que nos parezca pertinente. Lo impertinente nos lo podemos ahorrar. ¡Qué ganas tenía de tenerte tan cerca!

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