Bill Evans: El pianista total (I)
Desde que Bill Evans apareció para dejar claro que sería el mejor pianista de jazz de todos los tiempos, ese instrumento rezuma su música, su forma de entender una partitura. No recuerdo un solo pianista, desde 'Kind of Blue', que no haya destilado ese singular modo de tocar de Evans y se haya visto influido decisivamente por su música.
Michel Naura, pianista alemán,
dijo de él que era 'un músico que parece registrar su ambiente de una manera
casi espiritualista. Solo alguien capaz de una devoción total puede tocar el
piano así'.
La suavidad del piano de Evans no
tiene posible comparación. Se acerca a la que era capaz de conseguir el
mismísimo Rubinstein. Lograba sacar partido a la sensibilidad enorme y luminosa
de un piano acústico y hacerlo, del mismo modo, tocando el instrumento
eléctrico.
Fue uno de los pocos músicos
blancos que llegó a encajar en el reducido espacio que existía en el 'hard bop'.
¡Y eso que era un pianista modal!
Todo esto no le sale gratis a
nadie. Solo el mejor es capaz de conseguir lo que Evans. Y, todavía, nadie ha
logrado llegar a su nivel.
Nació en Plainfield (Nueva
Yersey, Estados Unidos) en 1929. Su formación musical fue extensa. Era amante
de la música clásica de Debussy, Rachmaninov o Bartok; era un gran amante del
jazz de Powell o Tristano.
Poco a poco fue creando su propio
estilo en el que la influencia de los impresionistas franceses resultaría
decisiva. Estos utilizaban los acordes de novena, undécima y decimotercera, de
forma reiterada. Los solos de Evans, al comienzo de su carrera, podían recordar
a cualquiera de los compositores clásicos tocando jazz. Intentaba sumar colores
o tensiones a su música al emplear novenas alteradas y décimas aumentadas. Por
supuesto, de este modo, lograba distensiones al mismo tiempo. Es algo que
habían hecho otros músicos de jazz recurriendo a la 'blue note'. Por otra parte, mientras
los músicos del bop buscaban el ataque staccato, él se encontraba cómodo con un
legato suavizado.
Para Evans, los solos no
consistían en juntar frases en busca del ritmo base. Iba al encuentro de la
total libertad y construía desde ese territorio ya que no estaba tan supeditado
a ese ritmo que imperaba en la música de los demás.
En estas páginas ya se ha hablado
del sexteto que Miles Davis formó y que logró el más memorable disco de jazz de
la historia. 'Kind of Blue', por supuesto. Y allí estaba Evans aportando esa
música modal que cambiaría para siempre la forma de interpretar jazz. Las
escalas se convirtieron en lanzaderas para los solos; las sucesiones de escalas
quedaban obsoletas de la noche a la mañana. Encorvado sobre su instrumento, con
sus gafas de pasta, sin apenas hablar, incorporando una diatónica escala dórica
en re y otra dórica en mi bemol, permitía al resto de músicos que recurriesen a
esas escalas para improvisar. Hablo del tema 'So What', uno de los mejores temas
jamás escuchados y, sin duda, el más conocido por todo el público. La armonía
impresionista de Evans llenaba de emoción el nuevo jazz.
Al abandonar el sexteto de Miles
Davis, Evans comenzó a trabajar con Scott Lafaro y Paul Motian. Este trío
alcanzó cotas de diálogo y sensibilidad musical desconocidas hasta ese momento
y de enorme influencia posterior en la totalidad de formaciones musicales.
Es imposible continuar sin
referirme al contrabajista Scott LaFaro de forma especial. Murió con
veinticinco años a causa de un accidente automovilístico. LaFaro es otro de los
músicos que revolucionó el uso instrumental. En su caso, naturalmente, el del
contrabajo. Y, de paso, fue culpable de un cambio drástico del jazz. LaFaro
manejaba la tradición armónica con verdadera elegancia. Tocando con Evans logró
que el bajo se convirtiera en una enorme guitarra afinada en registros bajos y,
además, que el instrumento no perdiese sus funciones de siempre. De este modo,
las posibilidades remotas y los imposibles, se hicieron realidad con ese instrumento.
Si, desde entonces, alguien ha pensado que el contrabajo es algo parecido a la
cuarta voz melódica del cuarteto, debe saber que el responsable es Scott
LaFaro. Fue el músico que despidió al walking bass como única forma
interpretativa.
Sería injusto no reconocer que la
labor del baterista Paul Motian aportaba colores preciosos sin perder poderío
rítmico. Las escobillas y el uso de los platos matizaban cada momento con
precisión.
El trío formado por Evans, Motian
y LaFaro, hacía música como narra un buen escritor; cada uno de ellos expresaba
desde lo implícito, escapaban de lo informativo recurriendo a la expresividad
apoyada en el diálogo instrumental. En este trío nunca se podía saber quién era
el solista y quién era el acompañante.
Grabaron temas inolvidables hasta
que LaFaro falleció: 'Waltz for Debby', 'All of You', 'My Folish Heart', 'Come Rain or
Come Shine', 'Autumn Leaves' o 'Blue in Green', por ejemplo. 'Portrait in Jazz' es uno
de los Lp’s que contiene mejores temas de esta formación. Se grabó en diciembre
de 1959 y es uno de los preferidos del que escribe. Como anécdota, les contaré
que descubrí el jazz gracias a este disco y que nunca pude separarme de esta
música a partir de escuchar a Evans, Motian y LaFaro.
Cuando el contrabajista murió,
Bill Evans se retiró deprimido durante una larga temporada. Volvería para
formar un nuevo trío. Pero esto lo seguiremos repasando en la próxima entrega
de esta Historia del Jazz.
G. Ramírez
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